Te miro,veo esos pequeños detalles que alimentan mi corazón.
Despliegas esos vivos rayos de sol
que salen de tu azulado entorno y me siento renacer.
Es entonces cuando me siento viva.
Y si surge alguna contradicción...
me muestras tu grisáceo genio y te comparo con la tristeza.
Eres hermoso, porque tras tu rostro oscuro
sé que se encuentra el alegre azul
que esconde tu hermosa cara.
Cuando te enfadas, me muestras la tormenta
que asemejo a mis momentos emotivos
donde derramo lagrimas
que serán el desahogo de mis penurias y mis miedos.
Al anochecer me regalas ese brillo de tus ojos
que en San Lorenzo se convierte en una lluvia de estrellas
que ilumina mi alma.
Tus algodones blanquecinos,me invitan a un descanso plácido
y tranquilo cuando he alcanzado alguno de mis sueños
adorados.
Entonces me hallo en la cumbre, en la picota más alta que el
amor me ofrece, cuando me enamoro.
Y así voy enriqueciéndome de tus hermosos tesoros
porque decoras mi vida dándole luz y color
apropiado para cada momento de mi efímera existencia.
Así afloran los símiles de tus encantos, mi azulado cielo.
Y tu sensibilidad consigue...
¡Dar vida a mis añorados sueños!
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