lunes, 25 de marzo de 2013

Mi puerta grande


Esta tarde he sentido una sensación, una intuición. Una agonía. Una luz grisácea penetraba en aquella oficina, donde día tras día me han acompañado mis sueños, mis penurias…
Inmóvil he paralizado mis músculos. Giro mi cabeza de un lado a otro, para no perder detalle de este familiar mobiliario que ya forma parte de mí. Mis pies quedan sellados en el mísero espacio de una baldosa. Un latigazo de temor a sucumbido mis extremidades .Mis recuerdos de cada momento vivido entre estas paredes anestesian mi masa muscular. Visionaria  de miles de imágenes y de frases  que por  mi mente fugazmente han cruzado… y todo… en un instante. Pero… hay algo… que despierta mi atención. ¡Ahí está!
Mi puerta azulada, por la cual he pasado cada día para dejar toda mi sabiduría, mi conciencia y mi verdad.
Hoy mi intuición quiere despedirse de largos años de esfuerzo y entrega.
¿Cómo en un santiamén pueden desfilar millones de  momentos vividos que visten unos años de mi vida?
Han transcurrido en tan solo unos segundos. Esta agonía es un dolor a despedirme de esta etapa.
Estos marcados segundos…..son mi intuición.
Atravieso esa puerta erguida y orgullosa. Quizá algún día vuelva a cruzarla o quizá pueda toparme con una nueva oportunidad.
Me siento dichosa por pasarla. Mi conciencia me empuja, así, me siento liberada. Mis piernas se disponen al movimiento, van hacía ella…
Si, hacia mi puerta grande.

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