viernes, 31 de agosto de 2018

MAGICO ARBOL



Una muchacha caminaba sin rumbo, aturdida no esperaba nada ni a nadie. Se adentro por un sendero . Unos ramales que daban forma a un espectacular árbol cuyo tronco despertó su interés. Parecía un pilar cómodo para posarse sobre él y así poder descansar de ese agotamiento emocional que se había apoderado de su alma. Sus ramas sobresalían como brazos que abarcaran su cuerpo, dándole  ese calor y cariño que ella necesitaba.
Se acomodo y una paz vistió su esencia. Relajada comenzó su viaje.
La muchacha caminaba desconocía cuál era aquel lugar blanquecino parecía angelical. Sus pies al pasear sentían esa textura de una acaricia, una sensación muy placentera, algo parecido a flotar entre algodones. Todo era nuevo.  Allí no encontró engaño, hipocresía, humillación no encontró a nadie que la desvaloraba como persona, ni como mujer. Pero quizá era pronto para eso, porque no había topado con ningún ser para relacionarse y eso era lo que ella conocía, lo que a ella le habían ofrecido las personas o las relaciones de amistad o de pareja.
Oyó unas voces…¡parecían niños!
Y pensó…. ¡Hay vida! Quizá sea algo diferente, como es el entorno.
Una figura se acercaba a ella. Delicada parecía, una sensibilidad se poso en todos los poros de la piel de la muchacha, su pelo se erizó como escarpias. Intrigada por aquella forma de sentirse, se acerco aquel rostro angelical.
¡Hola por fin has llegado!
Su expresión de sorpresa acelero los latidos de su corazón.
¿Me conoces?- respondió la muchacha
SI- estaba esperándote
¿Quién eres? ¿Dónde estoy?- le replico ella
Te he mandado llamar, he de enseñarte algo. Soy tu conciencia.
La muchacha se frotaba los ojos y se pellizcaba. Así comprobaba que aquello era real, que no soñaba.
Su conciencia le sonreía.
Déjame que te muestre ese” algo” que debes saber.
Ven acompáñame.-le replico
Se dirigieron a un hermoso lugar con un lago de agua cristalina. Rodeado por un verde y floreado jardín. Unos chicos jugaban  alegremente dentro del agua.
De pronto uno de ellos le tiraba de los pies a otro y el chico comenzaba a gritar.
¿Ves a ese chico? ¿Imaginas como se siente?
Hay que ir ayudarle!!! Contesto la muchacha
Tranquila todo corazón tiene su instinto de supervivencia. No permitas que nadie te agobie porque tus actos no le agraden. Ese chico ha llegado a esa situación porque ha dejado que pisen sus límites. Ahora tendrá que afrontarlos.
Ven acércate.
La muchacha miraba hacia el agua, intranquila.
Le mostro dos cestos llenos de flores. Uno era de vivos colores. Sus pétalos frescos regalaban vida. Otro incitaba mas a la tristeza, los pétalos, muchos marchitos .Sus colores ya estropeados y oscurecidos, con alguna espina.
Imagina sentirte en una situación como ese chico del agua ¿Qué cesto erigirías para regalarle a esa persona que tiraba de sus pies?
Pues las flores marchitas
¿Por qué? Si el otro cesto es más hermoso y transmite ese “algo” que tu deseas dar
Nunca dejes de actuar como te marque tu corazón, mejor es una retirada a tiempo.
Esto es el “algo” que tu conciencia te tiene que enseñar
¿Por qué sufrir por no respetarse a sí mismo?

La muchacha comenzó a sentir frio. Abrió sus ojos. Observó aquel mágico árbol y es entonces cuando descubrió el embrujo de ese tronco que le había calado en su esencia. Ese grueso pilar ,era la seguridad de la vida y esos ramales largos que le abrazaban eran la fortaleza.






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