A veces pienso en ese huracán que surge en mi esencia. Quiero dominarlo pero esos momentos donde nacen intensas emociones...
¿Cómo contradecir los impulsos que marca el corazón?
Intento alejarme de él. Cubrirlo con mis silencios. Incluso ignorarlo. Los ramales de la vida me guían y vuelvo a tropezarme, siento de nuevo esa erupción. Me doy cuenta que soy yo la que los provoca. Abandono mi cobardía y me adentro. Quiero descubrir la base de su existencia. Para ello he de enfrentarme aquello que pueda encontrar. Me saltan chispas que abrasan mi espíritu. A la vez siento que me voy curtiendo, noto ese calor abrasador que desprende mi volcán. Distingo ese monstruo que origina esa alocada erupción. Con total entereza voy calmándolo. Descubro sensaciones nuevas todo es un disfrute aquí dentro. Mi sabiduría crece a la par que mi persona. Y una aprende… algo llamado silencio me regala una placentera paz. Detecto que la furia de mi volcán va mermando. Me hallo relajada.
¡Qué bien me siento en este lugar!. Encerrada en mi soledad, en lo mejor de mí. En espacios breves de tiempo porque en el frasco pequeño esta la esencia. Quiero conservar mi perfume, si un aroma que perdure en el tiempo y que deje huella por donde quiera que pase.
Analizo mi progreso desde mi entrada en mi volcán hasta mi salida. Un mar de sorpresas me invaden. Y es que una aprende…. distingue… procesa… mi valentía me ha transformado. En ese camino me he perdido y me he encontrado. Algo ha cambiado es… ” mi yo”, el que encierra otras motivaciones, emociones… englobadas en una simple palabra. EVOLUCIÓN
No hay comentarios:
Publicar un comentario