miércoles, 30 de enero de 2013

Encuentro fortuito


Hoy Priscila se levanta dispuesta a enfrentarme a un día más. Jovial como su carácter le define.
Va al baño,  llama a los niños, prepara los almuerzos, deja listo los últimos detalles de la comida.
Desayuna casi de pie y de vez en cuando lanza una voz para que sus dormilones se despeguen de las sabanas. Cuando ya está lista para salir, se asoman sus cuerpos lentos y relajados moviéndose por el pasillo.

Da comienzo una nueva jornada, cargada de nuevas experiencias que se dispone a lidiar.
Aunque ya tiene algunas ocupaciones programadas para el término de su jornada, su sonrisa le acompaña, para afrontar cada nueva situación que se de durante este día.

Llegan las 11, ya es hora del café. En este rato libera sus tensiones acumuladas ríen y bromean con sus compañeras de trabajo.
Y cada día es un aprendizaje que le hace evolucionar. Bien sea positivo, mejora su esencia. Bien sea negativo, se convierte en experiencia.

Durante las horas, trata con diferentes personajes y eso le seduce. Porque de cada ser, si tu sabiduría se lo permite, puede extraer un “algo”. Por ello ella se inclina por descubrir estos detalles que la vida le ofrece a través de las personas. Esas pequeñas cosas que dan un sentido a la vida.

Dan las 18 h y sale de su trabajo. Hoy tiene  una reunión. Tras ella va a encontrarse con alguien que ha conocido a través de una pequeña pantalla.

Este medio muestra a las personas de una forma anticipada. Donde el dialogo quizá sea más atrevido, comunicativo. Se presenta antes la conciencia que la presencia. Y esto da rienda a la soltura.

Pero llega el momento y …

Surge el encuentro directo cara a cara. Es divertido analizar una situación de este calibre.
Aparentemente parece un encuentro  inerte, poco natural, ella se halla descolocada.
Parece que él se escuda en una conversación fría y ella le sigue.

A Priscila le gusta que la gente se sienta cómoda.  Es  sorprendente enfrentarse a un físico, que es posible que se  imagine de otra forma. El dialogo directo es más natural y transmite otro tipo de sensaciones. Pero todo tiene un tiempo. El desparpajo se va apoderando del ambiente.

Cada uno se vuelve a su mundo. Y esa noche él,  vuelve a escudarse tras su pantalla.
Y de nuevo su sensibilidad  vuelve a relucir

Merry

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